domingo, 2 de mayo de 2010

Defendiendo lo Indefendible..

Nada me apasiona más que un natural dado sin ventajas, con el matador asentado en los riñones, citando con la panza de la muleta y sin cederle un ápice al astado.

Cualquier taurino de cepa entiende el párrafo anterior, quien no haya sido seducido por “Las Corridas de Toros” se quedará en “babia” como diría mi abuela.

Creo que la introducción me quedó chingona… y luego,... que mas?.. Que mas argüir para defender lo que para mí es la más apasionante de las fiestas? Existen muchas respuestas a esta pregunta las cuáles van desde una postura fundamentalista, en la que los que no entienden “La Fiesta Brava” son unos imbéciles , hasta una postura condescendiente en la que los que no entienden la fiesta son unos “pobrecitos imbéciles”.

Los amantes de esta fiesta, de ahora en adelante llamados “Los Chingones”, hemos soportado durante muchos años los embates de los “antitaurinos”, de ahora en adelante llamados “Los Pendejos”, (estos apelativos han sido usados solo para fines prácticos, no para definir niveles de IQ.. nota de la redacción), hemos escuchado mentiras tan grandes como que “los toros son golpeados con costales antes de salir al ruedo”, “los toros son envenenados con laxantes para disminuir su fiereza”, estas y una sarta de estupideces más han sido esgrimidas por “Los Pendejos”.

No es motivo de este blog debatir, ni rebatir ni cuestionar los argumentos de “Los Pendejos” contra de las corridas de toros, sino “justificar” el por que? a “Los chingones” esta fiesta nos apasiona.

Llegado el punto.. he de decir, confesar y aceptar … Que no tengo la menor idea por que un “natural” de Enrique Ponce o una “chicuelina” de José Tomás me resultan el más bello momento visual que jamás pude concebir, tampoco sé por que una hondonada de placer recorre mis entrañas cuando un animal de 500 kgs pasa rosando la cintura de un torero y este se mantiene incólume ante este embate. No sé por que prefiero gastar tres mil euros en ir a España a ver torear a “El Juli” que ahorrarlos para mi vejez, no sé por que , una “verónica” de Sebastián Castella hace que me levante con más vehemencia de mi asiento que una fogata puesta en mi culo.

Cada cuatro años me emociono con el gol anotado por la selección mexicana, cada cuatro años algún atleta mexicano me hace entrar en un estado de euforia por algún logro en las olimpiadas, pero cada "Tarde de Toros" sé que llegará un momento en que un torero en complicidad con un toro van a hacer que una emoción, no similar, sino muy superior a las anteriores, recorra mi ser, llendo de mis ojos a mis entrañas donde de una forma anarquista invadirá todo mi territorio emocional y estallará en mi boca en un incontenible Oleeeeeeeee!!!.

Convencí a "Los Pendejos"?, lo dudo, desperté la inquietud?, no me importa, me emocioné al recordar el natural de Ponce a "Notario"?, Sin duda... esta es la fiesta de los toros...

10 comentarios:

  1. Excelente post :)

    No me gusta la tauromaquia, pero no me considero un pendejo (claro, según lo aquí estipulado, jajaja).

    Saludos.

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  2. Y no lo eres maestro.. esto es nada mas que un juego.. y tu eres un ser pensante.. gracias por leer

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  3. échese unas clasesitas de: "cómo escribir un blog que no dé hueva" no? =) saludos

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  4. Fiesta? Nunca he visto a un toro feliz en su fiesta de grandes mentes brillantes. Y como dice usted en su exquisito blog, mi IQ no está a discusión, mis diversiones son más sublimes e intelectuales que tomarme un cilidro con sangre de toro con limón y chile, o ver lo que un profesional de un rastro hace todos dias sin tantas evoluciones; he ahí que me asumo como una pobrecita imbécil. La pregunta es, si yo soy imbécil, de nuevo sin meternos en análisis de IQ... los amantes de la violencia, son realmente unos hijos de la malinche, incongruentes y absurdos y definitivamente más pendejos que una servidora, que no esgrime mentiras para estar en contra de una "fiesta que le hace honor a la violencia y al terror". Y si una "natural" y una "chicuelina" se le hacen el movimiento más exquisito jamás visto, me imagino que alguien en este mundo no tiene idea de lo que es ver a un niño reír, aunque meditándolo, a usted le guste más verlo morir! No es diferente, si es lo que piensa, es lo mismo. O quizá nunca ha visto una danza prehispánica, un show de danza celta o visto la maravilla que existe en el mar. Ah! Casi me olvido que si usted "siente una hondonada de placer recorre sus entrañas cuando un animal de 500 kgs pasa rosando la cintura de un torero y este se mantiene incólume ante este embate" no tiene ni puta idea de lo que es hacer el amor con alguien a quien se ama profundamente! Ahora, sobre despilfarrar 3,000 euros para ir a ver matar a un wey... perdón toro, es algo laudable, pues alabemos a África sumiendose en la eterna jodidez, mientras usted se deleita en lo que se puede perfectamente ver muy bien en un rastro o en una carnicería, sin trajes folkloricos y sin espaditas lindas. Y no creo que le preocupe saber si convenció a esta pobre pendeja, baste decir que usted ha sido quien me convenció que, aquí si hablo de mi IQ real, es muy superior al de muchos, y menos violento. Saludos. Atentamente

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  5. Don Enrique Carrillo fue mi bisabuelo, era carnicero de oficio y le gustaba las corridas de toros. Los domingos que por alguna razón no podía ir a la plaza, se apoderaba del único televisor que había en casa y nadie podía hacer el mínimo ruido porque se llevaba un bastonazo. De él, heredé el gusto por la llamada fiesta. Con los años y mi formación, en más de una ocasión he tenido que aceptar que es un espectáculo violento y que está en contra de todo lo que entendamos como protección animal. Cierto, es un acto público que proyecta la muerte de un animal y que no debería ser agradable.
    Pero la historia, costumbres y tradiciones no pueden ser incongruentes, la dinámica de la fiesta, es como bien lo dice Efrén, algo que sólo unos pueden entender, otros aceptar, y muy válido, otros rechazar. Pero incluso culturalmente, adentro y afuera, la tardes de toros son toda una tradición que ha trascendido fronteras e idiomas.
    En la plaza se ve la muerte de seis, siete o más toros según el fervor de la tarde, pero a las carnicerías en el mundo, llegan una cantidad insospechada de reces y no veo a nadie que se indigne por el alto consumo de carne de res.

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  6. Hola Efrén dejaré mi comentario por primera vez en tu blog, sé que será criticado y muchas personas no lo comprenderan (ni yo misma lo he logrado).

    Me considero DEFENSORA de los ANIMALES INDEFENSOS y he discutido más de una vez cuando veo en la calle a alguna persona lastimando a un perro, gato, etc.., he enviado miles de mails tratando de hacer comprender a la gente que no se vale lastimarlos…

    En mi afán de querer comprender el porqué del disfrute de la tauromaquia fui ex profeso a la Plaza México (me recomendaron vivirlo en el lugar indicado), qué pasó?

    … No lo he comprendido, lo peor es que me ha envuelto esa sensación de adrenalina que describes, qué fue? No sé si la misma concurrencia, los comentarios, la entrega de los toreros, la soltura del caballo adiestrado o el mismo toro…

    Nunca seré ni soy hipócrita (porque habrá quien lo diga, yo lo haría en mi afán por defender mi postura) pero viví una contradicción inexplicable…

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  7. El gran error radica en otorgarle a esa reacción electroquímica que dices te recorre el cuerpo, que tu llamas emoción, subjetiva sensación hormonal microscópica que se produce en un ínfimo recoveco de tus transmisores neuronales, la categoría de lo supremo, pues si es así, a mi me ocurre lo mismo cuando contemplo un muro de hormigón cercano a mi casa, que evoca en mi la esencia y el sentimiento de las pasiones volcánicas más inconfesables, y esa sensación, esa percepción, emoción, espiral de hormonas catapultadas hacia el vacío electroquímico, es mía y sólo mía, de modo que estaría loco si intentara convencer al mundo de que ese muro de cemento es "arte", "cultura", "sentimiento" y "poesía". El verdadero "arte" y la verdadera "cultura" se distinguen de las reacciones hormonales privadas en su universalidad, y el toreo, desgraciadamente para ti, no lo es, puesto que sólo existe en 7 países y medio. Esa es la gran tragedia de esa ilusión colectiva que llaman tauromaquia: su carácter de ensoñación, alucinación, fantasía autista, pesadilla de sexo sublimado, sangre regurgitada, heroismo barato y catolicismo degenerado. Los sueños, sueños son, aunque sólo son eternos cuando estás en estado de coma. Despertar acaba siendo inevitable.

    Decididamente pendejo, hasta el fin.

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  8. Una de dos:o no tuvo o los pantaloncitos o los argumentos para contestar a los que se dignaron a venir a su chafablog...

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  9. Si alguien se da una vuelta por aca de los que dejaron comentarios... mil gracias por ellos, no pretendí defender a la Fiesta de los Toros, solo una justificación de por que asisto con tanto ahinco a las corridas. Como dice el título,,, Defendiendo lo Indefendible...

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