Capitulito I
Que si el mundo enfrenta una tremenda crisis, que si la economía se va a pique, que si dios envía esto por los abortos de las libertinas inmorales y/o por la “tolerancia” que se le tiene a la comunidad LGBTTTIQA y sus indecencias (esto raya en una locura solo digna solo de un alto jerarca de alguna religión, la que hoy nos ocupa es la católica... siempre dando la nota), hay otros que aseguran que la naturaleza está tomando cartas en el asunto por el comportamiento del hombre en esto llamado “La Madre Tierra” que no es, ni su paraíso terrenal (del ser humano), ni un hotel de paso donde se permite hacer casi todo.
Existen muchas teorías sobre el “¿por que?” de la pandemia, hay incluso algunos “influencers” (mujeres y hombres buenonas(es) y pendejonas(es) ), que creen que no hay que buscar solo la respuesta al “¿por que?” sino más aún, si eres cercano a ser o ya eres un “iniciado”, la pregunta importante es “¿para que?”, creen que hay que encontrar la respuesta al “¿para que se dio esta pandemia?”, las teorías que responden al “¿por que?” son muchas, tan estúpidas como la pregunta en si, las respuestas al “¿para que?” son ya no de iniciados, sino de verdaderos avanzados en la estulticia (tan glamorosa y elegante esta palabra, en el diccionario debiera decir; estulticia sin. pendejez).
La comunidad científica, que es con cual comulgo, la pregunta que se hace es “¿como?”, han desarrollado varias hipótesis en alguna de estas, se vieron mezcladas las palabras “china”, “murciélago” y “pangolín” (un animal bastante feo) y no faltaron los “científicos esotéricos”, los conocedores de “sabidurías antiguas” y demás “sabios postmodernos” que de inmediato juntaron las palabras, añadieron un par de verbos, algunos artículos. preposiciones, adverbios y un adjetivo para tener una teoría, “Los pinches chinos comen murciélagos y tienen pangolines por mascotas, de ahí surge el virus.”, han dicho.
Efectivamente, no solo en china se comen murciélagos, existen algunos otros países donde este quiróptero, forma parte de la gastronomía típica, pero no encontré una sola receta ni en YouTube ni en el buscador de Google, que es hoy, “La Biblioteca de Babel” (cuento de J.L. Borges, lectura obligada), donde esté documentada alguna receta “tartare”.
La envoltura del coronavirus, algo así como la piel al ser humano con la diferencia es que esta es una suerte de grasa que se desintegra ante el calor y ante el jabón. Por lo tanto no fue el consumo de murciélagos lo que genera el covid-19, es algo más complicado en lo que ya andan todos muy aplicados en encontrarlo.
Lo que sucedió fueron una serie de hechos aislados que por casualidad se interconectan, generando una situación que nadie había previsto, esto porque en vez de prever “hechos aislados que por casualidad se interconectan” estamos entretenidos en; navegar en internet, en coger y comer; o ya en el peor de los casos, en trabajar y buscar excusas y pretextos; todo esto por cierto, más divertido que andar “previendo hechos aislados que por casualidad se conectan”.
El coronavirus, genera una enfermedad, la “covid-19”, que es una especie de tos muy selectiva, casi digamos, una enfermedad que pudiera ser el mayor regalo que cualquier ministro de economía o hacienda, de cualquier país le hubiera pedido al su “amigo imaginario” de su preferencia. La razón, la enfermedad, es casi letal en las personas de arriba de 70 años y casi inocua con las personas jóvenes, entendiéndose por esto, personas por debajo de los 50 años.
Hoy uno de los grandes problemas que enfrentan los ministros hacendarios, por ponerle cargo al directamente implicado, es el asunto de las pensiones. Los encargados de este despacho, tienen que hacer circo maroma y teatro, para pagarlas, pero las tienen que pagar si o si. Por un lado está el jefe, normalmente el presidente o primer ministro que anda muy ocupado de “queda-bien” con la sociedad, nada como ser magnánimo para quedar bien y por el otro lado están los; causantes, paganos, o como quieran decirles, que son los que ponen la lana, la guita, la plata , etcétera, que de manera, ecuánime, sufrida y hasta orgullosa, dependiendo el país, lo hacen.
Una muy buena parte de los ingresos de cualquier país se destinan al pago de pensiones, en el caso de México, este pago implica cerca del % de los egresos de la federación ( i ), un pinche dineral, en serio, UN PINCHE DINERAL. Queda esta parte de las pensiones como dato que utilizaré al ratón.
Capitulito II
En esta época (creo toca la postmodernidad buena onda), la “bondad” está muy de moda y es por demás loada, se cree que la bondad debe ser un requisito indispensable para ser cura, pastor, futbolista y titular de un cargo público, sobre todo si es de elección popular, también se cree que un político debe ser bueno, honesto y hasta guapo y simpático, nada más ajeno a la realidad. Va mi choro.
La Razón de Ser de los políticos, es “velar por el bien común” y es aquí, ya desde el inicio, donde todo se complica. Si ya definir el “bien individual” es complicado, un ejemplo son todos los aconsejadores que se abalanzan a decirle a sus congéneres lo que deben hacer “por su bien” (no por el bien del aconsejador, sino por el bien del aconsejado) el “bien común” es una causa casi perdida, es por esto que no hay nada mejor que ponerle números a las cosas, para que de una forma un tanto fría, el “bien común” se pueda definir y evaluar. Los números, contrario a lo que dice el atarantado que despacha desde Palacio Nacional, no son o no pueden tener al característica de “morales”, son meros indicadores.
Con la mentada pandemia el mundo a entrado en un conflicto brutal, los políticos pretenden salir lo menos raspados posible. Una de las cosas que más defiende un político, es su imagen, ellos viven para quedar bien ante sus gobernados y muchas veces no nada más ante ellos, sino que hasta se preocupan como pasarán a la historia, cierto, unos más que otros. Ejercer este oficio desde esta perspectiva resulta tan desgastante como inútil, lo que se necesita para gobernar, es alguien que actúe desapegado lo más posible del lastre de las emociones y movido básicamente por los resultados que de el se esperan, no deben importarle los medios, sino el fin; no debe conmiserarse y menos ser misericordioso; la empatía con los que sufren debe ser tan alta como la tasa de rendimientos de un banco suizo.
¿Como actuaría un político con la claridad de los números en una situación como por la que hoy pasamos? Retomaré el Capitulito I
Teniendo en cuenta que las pensiones son un lastre en el presupuesto de cualquier país, que el dinero que se ahorre de estás servirá para mejorar el nivel de servicios públicos y con esto el “bienestar común”, la respuesta no es nada complicada. No gastar en tratar de solucionar la pandemia, dejar que esta haga lo que a muchos les gustaría hacer, reducir pensiones y reducir la demanda para los servicioss de salud.
Una inacción de tal magnitud implicaría una revolución que haría palidecer a las de China, Rusia y Cuba. Los brotes de violencia ante la falta de servicios médicos impediría obtener los resultados esperados que son (gracias al coronavirus), disminuir el gasto en pensiones y mejorar los servicios públicos. Por lo que el programa de “Aprovechemos el Covid-19 para bajar pensiones” se llamaría “Lucha Contra la Pandemia por el coronavirus, México Unido Siempre”, y debiera presentarse e implementarse de la siguiente manera.
Crear albergues, que no clínicas (esto no tienen porque saberlo los gobernados, aunque luego se las huelan), para todas las personas mayores de 60 años, que requieran internamiento por el contagio del Covid-19 y que no cuenten con recursos económicos para pagar hospitales privados, este paso debe promocionarse como “Clínicas para el tratamiento, contención y cura del Covid-19 , en personas vulnerables”.
Una amplia campaña de publicidad para que aunque los aquejados por covid-19 tengan lana, no se vayan a ir a curar a su hospital preferido.
A los hospitales privados se les deberá casi bloquear la opción de adquirir equipo especial para el combate del covid-19, esto porque también hay gente de alto nivel económico que recibe altísimas pensiones.
Que todo lo demás siga igual.
Con estas medidas, el gasto en las pensiones del estado bajarían de forma significativa. El ahorro en estas permitiría un mayor gasto en otros rubros más necesarios para la población económicamente activa.
La actividad económica no vería una baja sustantiva, mucho menos se llegaría a una crisis de niveles apoteósicos. Los hospitales públicos mantendrían la capacidad de atención para los jóvenes, que por cuestiones establecidas con anterioridad (no se por quien), requieren por “justicia etaria” la atención.
Epiloguito
El plan es económicamente sensato, viable y rentable, claro, como cualquier plan, requiere de adecuaciones, lineamientos y demás procesos, pero de entrada, para el puesto de Primer Ministro o Presidente...”Se solicita psicópata”.